sábado, 2 de junio de 2012

Homenaje a Moni




Buenos Aires, 30 de mayo de 2012

Qué alegría recordar a Moni, a quien me costó llamar Moni, y yo llamaba Olga.
Fue Olga la que me buscó entre jóvenes en la Universidad de Río IV para asociarme a su desafío para continuar la promoción del pensamiento crítico en San Luis.
Con su ronca voz y su tesón me entusiasmó y me llevó al encuentro con los docentes puntanos, para discutir teóricamente sobre la revolución y los cambios en nuestro tiempo. Estaba entusiasmada con el triunfo sindical de su gente, y con varios proyectos intelectuales, por lo que quería sumarse a Clacso y llevar los nuevos debates nuestroamericanos a San Luis. No había límites para su entusiasmo, ni para echarse esos puchos encima, los que la enronquecían cada vez más. Nada le importaba más que su compromiso, con sus estudiantes, sus compañeros de cátedra o Universidad, sus nuevos compañeros y amigos de la militancia de la política para la transformación, de la militancia de la vida, aún cuando su estilo concreto de vivir intensamente le acortó la vida al lado nuestro.
Cada llamada de ella, o cada comunicación era un desafío difícil de eludir, pues todo lo de ella era entusiasmo, pasión y compromiso.
Querida Olga, querida Moni, con todo cariño y respeto, vaya mi homenaje y ojalá estemos a la altura de tus aspiraciones y deseos, hasta la victoria siempre,
tu compañero,

Julio C. Gambina (Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas)




Tenerife (España), 30 de mayo de 2012

                                                 IN MEMORIAM MONI
Queridas Viviana y Verónica, muchas gracias por hacerme partícipe del tan merecido homenaje a Moni. La conocí hace unos años cuando me invitó a impartir un curso en la Universidad Nacional de San Luís. Luego estuvimos dos meses viéndonos y tratándonos a diario durante su estancia aquí, en la Universidad de La Laguna. Desde el primer momento me impresionaron su vitalidad y su pasión, su entrega a la que consideraba su misión profesional y personal y su capacidad de afecto y de solidaridad. Llegué muy pronto a la convicción de que su amor al conocimiento riguroso (y a su transmisión y difusión) estaba unido de forma indisociable a la necesidad de intervención sobre la realidad social y a la participación en la obligación colectiva de su transformación. La investigación y la docencia para ella no eran otra cosa (al margen de la satisfacción personal que con ellas se puede alcanzar) que instrumentos para avanzar en la realización de las dos grandes promesas incumplidas de la Modernidad: libertad e igualdad.
Una gran pérdida que nos debe hacer reflexionar sobre la fragilidad de nuestras vidas y sobre la futilidad de algunas de nuestras inclinaciones más mezquinas. Afortunadamente nos queda su memoria, su ejemplo vital y los rescoldos de su pasión por la justicia. No es poco.
Me uno (junto a los compañeros de La Laguna que tuvieron la fortuna de conocerla) con emoción a su homenaje y asumo como responsabilidad personal la conservación de su memoria aquí en La Laguna.
Un abrazo muy fuerte.

Jorge Rodríguez Guerra (Universidad de La Laguna)




Madrid (España), 30 de mayo de 2012

Queridos amigos
Muchas gracias por invitarme a participar en este homenaje a Moni. Es conmovedor sentir el agradecimiento a alguien a quien todos le debemos reconocimiento por su coherencia y generosidad.
Estoy segura de que Moni nos mandaría al diablo porque carecía de vanidad y estas cosas la desbordaban. Creo que de esa hermosa invitación lo único que hubiera rescatado es la cita de Gramsci. Sin embargo, la invitación hace justicia a su belleza física y emocional. Esa foto tan bien escogida la guardaré siempre.
Decía que todos debíamos estar agradecidos por haber compartido algún momento de su trayectoria. Obviamente Uds. mucho más que yo. Pero personalmente  no puedo dejar de darle las gracias porque me hacía pensar (era tozuda y no se conformaba con argumentaciones simples), porque lo que pensaba era lo que decía y lo que decía siempre apuntaba a encontrar la mejor alternativa para el bien colectivo. Ya sabemos que esa coherencia desgasta mucho y no es la estrategia fácil de los “carreristas”.
A todos un gran abrazo

Sara “Susy” Morgenstern de Finkel




Buenos Aires, 1 de junio de 2012

Querida familia de Moni,
Queridos compañeros, colegas, amigos:


Muchos de ustedes saben que me resulta muy difícil, doloroso, extraño, hablar sobre Moni y usar el tiempo pasado. Es despedirme de una hermana, pero no de una hermana  con quien tenía un vínculo natural sino de alguien con quien desarrollamos, a lo largo de los años y a partir de nuestros modos de entender la vida, de proyectos, sueños, amigos y enemigos comunes, una relación entrañable y fraterna.  
Son más de dos décadas de lecturas compartidas, muchas veces impulsadas por Moni, siempre en búsqueda de nuevas interpretaciones y respuestas.
Han sido, también, años de proyectos frustrados: la organización de cursos y carreras de postgrado cooperativamente encarados entre universidades nacionales o la creación de la Asociación de Unidades Académicas de Ciencias de la Educación. Proyectos que, en confrontación con el pensamiento de Nueva Derecha, daban cuenta de la riqueza teórica y de la capacidad de acción que albergaban nuestras instituciones. Moni estuvo en todo y en todo momento. Cabe reconocer en esa etapa  (y así siempre lo hizo nuestra compañera) la inestimable participación del Chango Arias, colega, Decano, Rector.
Trabajos de investigación, peleas contra la política educacional de los ´90, las escuelas charter provinciales, los procesos de evaluación externa, siempre fueron motivo para largas charlas con un vino o un café, a veces en Buenos Aires, otras en San Luis.
Pero no sólo lo profesional o lo político nos encontró juntas, también compartimos literatura, inquietudes y alegrías como mamás y abuelas y, por qué no, hasta recetas de cocina.
En todas las situaciones Moni fue una militante. En política, en la  universidad, en la familia, en cada acto de su vida.
En los ´90 compartimos una expresión con Daniel Cano: “Los malos tenemos que durar”. Dos décadas después, frente al relato oficial, frente a muchos universitarios que sostenían y sostienen que “Esto es lo que hay”, con Moni compartimos, nuevamente que “Los malos tenemos que durar”.
Hoy Moni no está pero estoy segura que con esa mirada y ese gesto de la conmovedora foto que me enviaron, nos está recordando que “Los malos tenemos que durar” para construir una sociedad justa, una sociedad de iguales. Y son ustedes, hijas, discípulos, colegas, los que tienen la responsabilidad de asumir el mandato y  recordárselo a las nuevas generaciones que pronto pasarán por la Facultad, por la Cátedra, por el box, por la Biblioteca. 
Un abrazo,

Susana Vior